Por MARTIN WOLF / Expansión
Los desafíos futuros son enormes, en concreto la necesidad de mantener el progreso económico en un momento de tantas turbulencias geopolíticas.
¿Cómo se encuentra la economía mundial? La respuesta, como señaló hace poco mi colega Tej Parikh, es que es confusa. Esto no debería sorprender. Más allá de algunas incertidumbres evidentes a nivel macroeconómico—tendencias inquietantes en los déficits fiscales y la deuda en muchos países importantes, por ejemplo—, estamos presenciando dos acontecimientos trascendentales: la abdicación de Estados Unidos como potencia hegemónica mundial y la irrupción descontrolada de lo que podría ser la más importante de las innovaciones tecnológicas de la humanidad: la inteligencia artificial. No es de extrañar que estemos confundidos. Sin embargo, cabe destacar la capacidad de la economía mundial para afrontar las crisis y hacer frente a la incertidumbre, al menos hasta ahora.
Este es un tema central tanto del discurso de Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, en las reuniones anuales de este año en Washington, como en el informe sobre las últimas Perspectivas de la Economía Mundial (WEO, por sus siglas en inglés).
La gran conclusión es que el FMI prevé una ralentización del crecimiento relativamente pequeña este año y el próximo. Huelga decir que cualquier conclusión de este tipo es en sí misma muy incierta. Pero es coherente con lo que ha sucedido en lo que va de año, a pesar de las turbulencias.
¿Por qué la economía mundial ha sido relativamente robusta? Georgieva ofrece cuatro explicaciones: resultados arancelarios menos severos de lo temido; adaptabilidad del sector privado; condiciones financieras favorables; y mejores fundamentos de política económica.
En primer lugar, es cierto que los aranceles han resultado algo menos elevados de lo que se indicó inicialmente el 2 de abril de 2025, el "día de la liberación" de Donald Trump. Al final, argumenta Georgieva, "la tasa arancelaria ponderada por el comercio de Estados Unidos ha caído del 23 % en abril al 17,5 % actual". Además, ha habido pocas represalias. Sin embargo, estos aranceles siguen siendo elevados.
En segundo lugar, el sector privado ha respondido relativamente bien, sobre todo a corto plazo. Así, señala el WEO, "los hogares y las empresas adelantaron su consumo e inversión en previsión a los aranceles más altos". Además, los retrasos en la implementación permitieron a las empresas posponer los cambios de precios. Los exportadores e importadores absorbieron parte de los aumentos de precios. Sin embargo, se está produciendo una repercusión. Los aranceles son un impuesto perjudicial: a la larga, distorsionarán la estructura y el crecimiento de la producción mundial.
En tercer lugar, las bolsas mantiene su racha alcista y las condiciones financieras son favorables en general. Parte de la razón de esto, especialmente en EEUU, es el boom de la inversión en IA. Se desconoce si esto tiene sus raíces en la realidad o se trata del tipo de burbuja que con demasiada frecuencia ha acompañado a dicha innovación.
La cuarta característica parece ser especialmente cierta en las economías emergentes. Muchas han aprendido de difíciles experiencias pasadas y, por lo tanto, han aplicado políticas fiscales y monetarias más disciplinadas que antes. Este es el tema del que habla el capítulo dos del informe WEO. El problema radica en que es poco probable que las condiciones externas mejoren para muchas de ellas. China se enfrenta a la hostilidad estadounidense y a las debilidades internas. Brasil e India se han visto afectados por unos aranceles de EEUU extremadamente altos, del 50 %. En el caso de Brasil, esto se debe en gran medida a que sus tribunales han condenado a su aspirante a dictador, Jair Bolsonaro, a 27 años de prisión. Cabe preguntarse por qué Trump debería detestar tanto esta decisión.
En un momento como este, cuando el sistema mundial se está transformando, resulta peligroso confiar en el futuro. Como señala el FMI, existen varias debilidades, sobre todo en lo relativo a los déficits y las deudas fiscales.
Señala, por ejemplo, que se prevé que la ratio entre el saldo fiscal y el PIB del Gobierno estadounidense se contraiga en 0,5 puntos porcentuales en 2026, debido principalmente a la aprobación de la Grande y Hermosa ley fiscal (OBBBA, por sus siglas en inglés) y a pesar de una compensación de aproximadamente 0,7 puntos porcentuales del PIB por los ingresos arancelarios proyectados. Esto también hace bastante improbable que se produzcan grandes reducciones en los desequilibrios de la cuenta corriente mundial, aunque el FMI prevé reducciones modestas.
Esto, a su vez, anticiparía más desencuentros en la guerra comercial mundial, sobre todo entre Estados Unidos y China. Más allá de la tendencia de Trump a pensar que cualquier superávit comercial bilateral es una prueba de que su socio está estafando a Estados Unidos, China también se considera un competidor estratégico integral.
Estados Unidos está especialmente molesto por el uso que China hace de su poder comercial. Scott Bessent, secretario del Tesoro de EEUU, ha acusado a China de intentar perjudicar la economía mundial después de que Pekín impusiera amplios controles a la exportación de tierras raras y minerales críticos. Entonces, ¿cómo cree Bessent que se sienten las víctimas estadounidenses ante la guerra comercial que se está librando?
Las reuniones del FMI y el Banco Mundial brindan una oportunidad no solo para considerar el estado general de la economía mundial y los riesgos más importantes de nuevas perturbaciones, sino también para centrarse especialmente en la situación de los países y las personas más pobres. El informe WEO señala que "las economías más pobres del mundo, incluidas las que son víctimas de conflictos prolongados, corren un riesgo de sufrir una ralentización del crecimiento". Una de las razones son los recortes en las subvenciones y los préstamos concesionales.
El cierre abrupto de USAID probablemente tenga un impacto significativo en la salud. Un estudio publicado en The Lancet concluye que el desmantelamiento del organismo "podría resultar en más de 14 millones de muertes adicionales para 2030".
El FMI y el Banco Mundial se crearon en 1944 para establecer el principio de la cooperación económica mundial. Su necesidad, sin duda, no ha cesado. Es alentador que Estados Unidos siga siendo miembro.
Los desafíos futuros son enormes, en concreto la necesidad de mantener el progreso económico en un momento de tantas turbulencias geopolíticas. Ningún país, por poderoso que sea, será inmune si el sistema económico global explota.
© The Financial Times Limited [2025]. Todos los derechos reservados. FT y Financial Times son marcas registradas de Financial Times Limited. Queda prohibida la redistribución, copia o modificación. EXPANSIÓN es el único responsable de esta traducción y Financial Times Limited no se hace responsable de la exactitud de la misma.